El grupo Revolver estaba en la furgoneta el día que secuestraron a Miguel Ángel Blanco, tocaban el día siguiente en Santurce, y no dejaban de oír la radio para enterarse de todo lo que pasaba.
“Recuerdo ese concierto, porque la gente acudió a él con las manos todavía manchadas de blanco y, en mitad de dicho concierto empezaron los gritos de basta ya, ETA escucha aquí está mi nuca, etc. etc. etc. Siempre he dicho que soy de lágrima fácil y en esa ocasión me tuve que dar la vuelta para que no me vieran llorar. En ese momento miré al cielo y le dediqué una canción. De vuelta al hotel me metí en la habitación, y cuando Alfonso (Leal) vino a despertarme se sorprendió y dijo: "¡Cómo, hoy no hay que sacarte de la cama, ni gritarte, ni nada...!" La verdad es que no es que me hubiera levantado antes de tiempo, es que no me había acostado. Estuve toda la noche componiendo "Una lluvia violenta y salvaje". Esto es más o menos lo que nos contaba Carlos en el concierto del 6 de Febrero en Alicante a todos los que allí estábamos. Como ocurre siempre que él habla, el silencio se tocaba en toda la sala. Fue realmente emocionante, como una especie de homenaje, que estoy seguro que es todo lo que siempre quiso Carlos que ocurriera con esa canción." (Joaquín Bañón)
"La canción "Una lluvia violenta y salvaje" está dedicada a Miguel Ángel Blanco, según comentó Carlos Goñi en un concierto de la gira "Básico 2" en Málaga. Según él, si no recuerdo mal, el día del asesinato estaban de viaje por carretera para tocar en algún pueblo del País Vasco. Al parecer pararon en algún bar de la carretera para descansar y empezaron a discutir de hasta dónde podían ayudar los músicos para provocar la paz en el País Vasco. Por lo que se ve, lo que era una discusión sobre la paz, acabó de forma contraria: todos peleados. Aquel día salieron a tocar y fue uno de los conciertos más amargos de su vida. Sólo él y otro músico, habían defendido en la discusión que debían tomar un papel como cantantes en contra de los asesinatos y para buscar la paz en Euskadi. Aquel día se fueron a dormir, y al día siguiente (creo que su manager) le tocaron la puerta del hotel para despertarlo como todas las mañanas, él comentó que estaba ya despierto, porque esa noche no había podido dormir, tenía una canción en la cabeza, por supuesto: "Una lluvia violenta y salvaje". El día que oí esta historia, en el Teatro Alameda de Málaga, se me pusieron los pelos de punta. Hoy después de casi seis meses aún se me ponen al escribir esto o al volver a escuchar la canción y recordar la historia". (José Antonio Castillo)
La tragedia de Miguel Ángel Blanco se consumó a las 16:50 horas del 12 de julio de 1997 en un descampado situado entre el hotel Chartel y el barrio de Cocheras del municipio guipuzcoano de Lasarte. A esa hora, pasados 50 minutos del plazo límite dado por ETA, Francisco Javier García Gaztelu, 'Txapote', efectuó dos disparos con una pistola Beretta del calibre 22 contra la cabeza del concejal del PP, colocado de rodillas en el suelo, con las manos atadas a la espalda.
Otro etarra, José Luis Geresta Múgica, 'Oker', sujetaba a Blanco para impedir que ofreciera resistencia y para que su compañero pudiera disparar a bocajarro. A unos metros, la tercera integrante del 'comando Donosti', Irantzu Gallastegi Sodupe, 'Amaia', esperaba al volante de un automóvil en cuyo maletero habían transportado a su rehén y con el que se dieron a la fuga una vez cometido el crimen.
Los preparativos de aquel secuestro se habían iniciado, al parecer, a finales de junio y se consumaron el 10 de julio con la captura del edil del PP cuando se apeaba del tren para dirigirse a su trabajo en Eibar. Comenzaron entonces las cuarenta y ocho horas de cautiverio y angustia para Blanco que concluyeron en Lasarte con los dos disparos que lo dejaron mortalmente herido. Junto a la víctima, los protagonistas del drama fueron sus verdugos: García Gaztelu, Gallastegi y Geresta.